Category: Traducciones

La cultura, la lengua, la comida y el amor

En época de pandemia Covid-19 ya no se organizan congresos ni encuentros empresariales en Cámaras de comercio, embajadas ni salas de reuniones. Da la impresión de que la gente está hibernando, aislada en sus casas pero tampoco es del todo cierto, ya que sigue habiendo encuentros, aunque a un ritmo inferior. Todos sabemos que la manera de reunirnos ha cambiado y pasamos horas en meet, skype, zoom o cualquier otra plataforma online que nos permita vernos las caras y hablar. También las reuniones de trabajo se hacen online y también la traducción simultánea. Entiéndanme bien. No me refiero a la traducción automática sino al intérprete humano que está conectado desde su casa o su despacho y traduce simultáneamente el encuentro entre dos o más personas. Como todos decimos, no es lo mismo que una reunión presencial, pero es mejor que nada y nos adaptamos.

Con este panorama teníamos una reunión entre clientes ingleses, holandeses y españoles, con la intérprete que era española. La reunión fue muy bien, pero los participantes se cansaban de las pantallas y concentrarse en el temario resultaba cada vez más difícil. Los participantes españoles proponían interrumpir la conversación para lo que en inglés se llama el “lunch” y en España es nuestra comida, porque el reloj marcaba ya la una y media. El señor español lanzaba amablemente su propuesta, que los demás acogían con alivio y una sonrisa por lo que nuestro cliente dijo que reanudarían el meeting “after lunch”, o sea después de comer. Aquí nuestra intérprete, muy profesional ella, enseguida querría fijar una hora exacta, sabiendo que para los participantes en los Países Bajos y en Londres “after lunch” era dentro de media hora o tres cuartos de hora, mientras que a los españoles no se les esperaría hasta las 15:30 o las 16:00 horas. Así que la intérprete propone volver a las 15:00 después de que los holandeses y los ingleses se hayan comido su “sándwich” y los españoles deberían darse prisa con la comida.

Este ejemplo nos ilustra la importancia de conocer muy bien los usos y costumbres, la cultura general de los países en cuyos idiomas trabajamos los profesionales de la traducción. Traducir es mucho más que abrir el diccionario y casar unas palabras con otras. Traducir es hacer pasar un mensaje, hacer que la gente se entienda, hablando o escribiendo. Y en nuestra reunión con los ingleses y holandeses, esto implica conseguir que los clientes no estén esperando detrás de su pantalla mientras que los españoles están con el segundo plato, lo que hubiera ocurrido sin la anticipación de nuestra intérprete profesional.

Los malentendidos y desencuentros por razones culturales no solamente ocurren en situaciones de interpretación simultánea o consecutiva, sino también en la traducción escrita. Les podría presentar múltiples ejemplos pero me limitaré a una situación típica en las ventas online.

De nuevo a consecuencia del Coronavirus globalizado, nos encontramos con una expansión de los comercios online. Aquellos comercios que aún no tenían tienda online, están organizándola y los ya establecidos intentan ampliar su clientela, a menudo dirigiéndose a mercados extranjeros.

Para que los clientes de otros países, que a menudo hablan otras lenguas, nos entiendan y puedan conocer nuestros productos y para que Google nos encuentre, nos hace falta publicar y presentar nuestros productos en las lenguas de aquellos países donde se encuentra la clientela. ¿Cómo vamos a conseguirlo? ¿Mirar en Google translate? A lo mejor sí funciona pero no siempre y es más bien arriesgado. Hagan la prueba y busquen la palabra “cortadora”. Nos da slicer, vale. Pero vendo cortadoras de pelo, que son máquinas muy específicas y si en mi tienda online las voy a vender como slicer, pues, me temo que espantaré a todos mis clientes. Google translate es muy barato, claro, pero muy arriesgado.

Vuelvo al tema cultural porque si casar las palabras correctas ya es bastante arriesgado, qué ocurrirá con las referencias culturales. ¿Se acuerdan de los anuncios cuando Mitsubishi sacó su todoterreno llamado Pajero? En los países hispanohablantes, el nombre era fuente de hilaridad y chistes. Solamente un traductor profesional se dará cuenta de la situación y se lo comunicará a la fábrica y a al comercializador. Hay muchos ejemplos de campañas de ventas online que pierden su efectividad o sencillamente fracasan por no conocer la cultura del destinatario. Les voy a dar alguno de los muchos ejemplos porque sino me alargo demasiado. Las promociones para el día del padre. En España celebramos a los papás desde que yo tengo memoria, el día de San José, el 19 de marzo, mientras que en Bélgica y Países Bajos es en el mes de junio. Si lanzo una campaña de perfumes, cinturones de piel, móviles o del producto que sea, destinado a los regalos para el día del padre, no hago nada en marzo con mis textos en neerlandés pero los publicaré en junio. Lo mismo con los Reyes Magos. No sus majestades de Oriente sino San Nicolás – que tampoco lo confundamos con Papá Noel – es el que visita a los niños belgas, holandeses y algunos franceses cada 6 de diciembre. Los niños habrán vuelto a la escuela para el 6 de enero en esos países. Señores fabricantes de juguetes, ¡tengan a San Nicolás surtido para principios de diciembre! Y podría seguir dando ejemplos de situaciones parecidas. Cuanto más distinta sea la cultura, más diferencias culturales habrá.

Tenemos mucho que ganar contactando con unos buenos traductores profesionales para abrir mercados fuera de nuestras fronteras, porque son los traductores los que conocen los usos y costumbres de los países donde se habla cada lengua. Porque transmitir un mensaje, vender un producto es mucho más que combinar palabras.

Por suerte, San Valentín, día del amor ya se celebra en muchísimos países y culturas el 14 de febrero. Y a lo mejor también es verdad que el verdadero amor no requiere muchas palabras.

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La Importancia de la lengua materna

¿Qué es en realidad “la lengua materna”? ¿Qué representa este nombre tan bonito?

Lo utilizamos en currículos para indicar el grado de conocimiento de un idioma, lo hablamos con nuestra madre, es el idioma que usamos en casa, hemos realizado nuestros estudios en esa lengua, es la lengua que sentimos y en la que mejor nos expresamos, transmite nuestra cultura, expresa nuestra identidad.

Hay tantas posibles definiciones como lenguas o personas.

La lengua “materna” es una denominación muy acertada, ya que la semántica original indica que es la lengua que escuchamos de la boca de nuestra madre, en la que expresa sus sentimientos y nos ha educado, tarea tradicionalmente exclusivamente femenina.

La situación cambia en el caso de personas bilingües, cuya lengua habitual no es su lengua materna porque la lengua que escuchan diariamente en su entorno no es la misma que la de su madre. Estos casos son cada vez más frecuentes ya que son los de la mayoría de los inmigrantes. La lengua del entorno, es decir la que hablan los amigos, la que se aprende en la escuela o se utiliza diariamente en el trabajo, acabará siendo más fuerte que la lengua materna. Aquí, la madre y toda la familia, deberá hacer un esfuerzo para mantener la lengua materna utilizándola en casa pero también leyendo, escuchando películas, música y aprovechando todas las ocasiones de contacto con la lengua materna.

Vivimos en un mundo cada vez más globalizado ya que, sobre todo gracias a internet, podemos comunicarnos más fácilmente con el resto del mundo. La única barrera es el idioma, porque si no hablo la lengua de mi interlocutor, obviamente no podremos conectar. De ahí que buscamos una lengua común, que en nuestro mundo occidental es claramente el inglés. Hoy en día, todos necesitamos poder expresarnos en inglés y para algunos no es tarea fácil o incluso resulta casi imposible.

Esta situación da lugar a frecuentes malentendidos, errores, incluso catástrofes. Pensemos en las reuniones internacionales, sean políticas o empresariales. La mayoría de los ponentes optarán por hablar en inglés, en la creencia de que todos los asistentes le entenderán. Desgraciadamente, no es así y por lo tanto es un error, porque el ponente ni habla un correcto inglés por la sencilla razón de que no es su lengua materna, ni es la lengua que suele hablar, y sus escuchantes tampoco son anglófonos nativos y por lo tanto no comprenderán todos los matices del mensaje del ponente.

Es sólo un ejemplo de la razón por la que es mejor que hablemos o escribamos en nuestra lengua materna y contratemos a un traductor profesional o a un intérprete que sí va a traducir todo el discurso debidamente en la que para él es su lengua materna.

Es muy importante mantener vivas las lenguas minoritarias o más pequeñas. La UNESCO decidió en el año 2000 que el 21 de febrero de cada año sería el Día Internacional de la Lengua Materna, en defensa de las lenguas minoritarias, sus hablantes y sus culturas, en defensa de la diversidad de los humanos y de sus entornos tan diversos.

Nosotros, los traductores profesionales, en cierto modo, contribuimos a la conservación de las lenguas, poniendo nuestros conocimientos lingüísticos a disposición de aquéllos que necesitan comprender a fondo una realidad, una lengua que no sea su lengua materna y una cultura que no sea la suya, por muy parecida que parezca.

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No es lo mismo comer en español que en inglés

Prueba a mirar el menú durante un tiempo cuando vayas a algún restaurante y busca platos típicos del lugar. Pues bien, ahora fíjate bien en su traducción.

El plato estará igual de rico pero a lo mejor te atragantas cuando veas las barbaridades que se utilizan al traducir nuestras delicias culinarias regionales como son el gazpacho, salmorejo, cocido, migas del pastor, patatas a la importancia, patatas a lo pobre, caldereta,…

No es extraño encontrarnos ante un menú ininteligible para un extranjero y no nos damos cuenta de que no sólo no pedirá la especialidad de la casa, sino que no va a recomendar nuestro restaurante ni volverá durante su estancia en nuestra ciudad porque no habrá probado nada diferente a lo que está acostumbrado y se habrá decantado por comer algo simple y hasta puede que haya quedado decepcionado al pedir algo que él conocía y haya visto que lo que le han llevado es algo muy distinto.

Un traductor no es una máquina ni es una persona que busca un término en otro idioma. Para eso están los diccionarios (pero ojo, hay que saber interpretarlos), sino que es un profesional formado para trasladar de una lengua y cultura a otra distinta a la lengua origen, de modo que adaptará cualquier menú para que el idioma no sea esa gran barrera que existe en muchos negocios de hostelería hoy día.

¿Aun así te parece caro traducir el menú de tu carta? Comer en español debería ser igual que comer en inglés, francés, alemán,…o cualquier otro idioma. Si estás orgulloso de tu servicio y tu buen hacer, ¿por qué no haces que entiendan lo que haces?

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¿Puede traducir una carta en francés mi primo que vive en París?

Según la primera acepción del diccionario de la Real Academia de la lengua española, traducir es “expresar en una lengua lo que está escrito o se ha expresado antes en otra”. ¡Bingo! En un lenguaje sencillo y entendible para todos, eso es traducir. Pero, ¿realmente es algo sencillo que pueda hacer cualquier persona que conozca otra lengua? Imaginemos que tenemos un primo, sobrino, hijo, ahijado, nieto, vecino,….. estudiando en París con una beca Erasmus y aprendiendo francés.

¡Fantástico! Ya tenemos una ayuda para poder entender esas cartas que nos están llegando desde Bélgica y poder así recibir la pensión que tanto ansiamos percibir en nuestra jubilación correspondiente a los años que pasamos trabajando allí.

Pero, ¿qué ocurrirá con las leyes, instituciones y legislación belga? ¿Cómo solucionará esos problemas nuestro “traductor”?

Debemos huir de esa idea que tenemos de que un traductor puede ser cualquier persona que conozca otro idioma.

Puede conocerlo, incluso comunicarse perfectamente, pero traducir es mucho más que eso.

Como hacía mención Marina Orellana en su libro La traducción del inglés al castellano, «el traductor “más leído”, más informado y conocedor de distintas materias, estará mejor preparado para hacer frente a su tarea» con lo que poseer una amplia cultura general y conocer bien los campos de especialidad de los textos, han sido siempre requisitos indispensables para ser un buen traductor.

El traductor profesional lleva a cabo esa ardua tarea de la traducción y son lingüistas con gran bagaje cultural que día a día van convirtiéndose en expertos de algunas materias gracias a dedicarse por completo no solo a trasladar a una lengua lo que está escrito en otra, sino también a explicar, interpretar,…

Juzguen ustedes mismos.

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